jueves, 10 de febrero de 2011

Cómo proteger su matrimonio de la infidelidad

Una casa no se derrumba de la noche a la mañana sin antes haber dado pruebas de su amenaza de ruina. Algo parecido sucede con el matrimonio. Nada se produce por sorpresa. La infidelidad conyugal viene precedida de una serie de sucesos aparentemente menores, pero que poco a poco van agrietando la relación hasta su total desplome.
En una sociedad cada ve más hostil, es importante proteger el matrimonio con una atención especialmente fuerte. "Cada cónyuge es tentado por sus propios deseos que le atraen y seducen; estos deseos, una vez concebidos, engendran el pecado, y éste, una vez crecido, engendra la muerte", afirma Jill Savage, fundadora de la web hearts at home.org.
"Necesitamos plantar un seto de protección alrededor de nuestro matrimonio, es decir, tomar decisiones ya, por adelantado, que mantengan la tentación lejos y hagan del matrimonio una prioridad", recomienda Jill como asesora familiar y matrimonial.
La especialista sugiere ocho acciones que tienen como fin prevenir la infidelidad y proteger la relación conyugal. Ellas son:
1. Elegir sabiamente: Evite pasar tiempo innecesario con alguien del sexo opuesto. Por ejemplo, si busca un entrenador personal en el gimnasio, elija mejor a alguien del mismo sexo que usted.
2. Compartir sabiamente: Si un día se da cuenta que está compartiendo con alguien secretos e intimidades sobre usted y su matrimonio que no ha compartido con su esposo o que no lo haría, eso es una señal de alerta. Un lío emocional con alguien, incluso si no llega a ser sexual, también puede hacer mucho daño a la relación.
3. Procurar estar en sitios públicos: Haga el propósito de no citarse a solas con alguien del otro sexo. Si un compañero le invita a comer o a que le acompañe, haga que venga una tercera persona. No titubee en explicarle, si hace falta, que así lo ha acordado con su cónyuge. Puede servir para dar ejemplo.
4. No ser inocente: La mayor parte de la gente que termina teniendo un lío no quería tenerlo; la infidelidad empieza como una relación inocente que termina alcanzando una profundidad emocional que cruza la línea de la fidelidad.
5. Aumentar la inversión de tiempo en el hogar: Los matrimonios fuertes se logran pasando tiempo juntos, riendo juntos, jugando juntos. Si no tiene citas con su pareja, planee citas para los meses que vienen y haga que ésto sea una prioridad.
6. Prestar atención a lo que piensa: Si todo el día está pensando en los fallos de su cónyuge, si el tiempo que dedicas a pensar en él o ella se centra en defectos y reproches, es fácil que cualquier otra persona pueda parecerle mejor y le atraiga. Haga una lista por escrito de los puntos fuertes que inicialmente le atrajeron de su pareja. Aumente la actitud de animar y apoyar y disminuya las críticas.
7. No jugar a comparar: Todos tenemos malas costumbres, manías y errores. Es muy tramposo comparar a su esposa o esposo con un nuevo conocido, porque al recién llegado no lo estamos viendo en el mundo real, en el mundo de compartir techo, cuidar niños a las 3 a.m., cuadrar cuentas, etc...
8. Buscar ayuda: Pedir ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad. Busca ayuda quien está dispuesto a presentar batalla. Un terapeuta familiar cristiano, un buen consejero, etc... le darán una perspectiva serena y valiosa para establecer nuevas estrategias para proteger, defender o reconstruir su matrimonio.
Casos típicos que prenden la alarma de la infidelidad
Estos son algunos de los casos típicos que llevan a la infidelidad, según el autor Antonio Vázquez en su libro Matrimonio para un tiempo nuevo:
  • Hay una señal de alarma cuando el trato con la secretaria traspasa los límites de la relación profesional para situarse en el primer tramo de la intimidad: cuida nuestras medicinas, nuestra ropa; hace compras personales; conoce al detalle nuestra vida personal; se prolongan las conversaciones a puerta cerrada… En definitiva, se está abriendo un cerrojo en el corazón que poco a poco queda indefenso.
  • Salir dos o tres matrimonios todos los fines de semana, vacaciones, etc., en una célula cerrada, hace que se creen lazos de intimidad entre todos y se fomente el trato estrecho entre maridos y esposas de unos y otros.
  • Los viajes profesionales dejan muchas horas en blanco sin otra ocupación que dejar dormir el alma y despertar los sentidos. Se busca compañía y entretenimiento mientras se pasa el rato en el bar de un hotel.
  • El viejo refrán “por la caridad entra la peste”, tiene incidencia en este terreno: Asumir el papel de consolador o ´paño de lágrimas´ puede dejar a alguien desconsolado para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario