lunes, 18 de abril de 2011

« Oh Dios, ten piedad de este pobre pecador »

     Atiéndeme, Oh Cielo, y yo hablaré; Oh tierra, dad aire a las voces que se arrepienten ante Dios y le cantan alabanzas.
     Atiéndeme, Oh Dios mi Salvador, con tus misericordiosos ojos y acepta mi ferviente confesión.
     He pecado ante todos los hombres. Yo solo he pecado contra Ti; Pero Dios ten compasión, Oh Salvador, sobre tu criatura.
     Una corriente de pasiones me acosa, Oh compadécete Padre, me ofrezco también a Ti Sed misericordioso conmigo, oh Salvador, en Ti confío.
     He oscurecido la belleza de mi alma con placeres de pasión y he reducido a fango mis pensamientos y mi mente.
     He desgarrado la vestidura que el Creador tejió para mí en los comienzos y por eso estoy yaciendo desnudo.
     Me he puesto un abrigo desgarrado, el cual la serpiente tejió para mí por desidia y estoy avergonzado.
     He mirado la belleza del árbol, y mi mente fue seducida; y ahora me encuentro desnudo, y estoy avergonzado.
     Todos los demonios de las pasiones me han seguido y por mucho tiempo me han tiranizado.
     He perdido la belleza de mi nacimiento y ahora me encuentro desnudo y estoy avergonzado.
     Los pecados que me desnudaron del ropaje tejido por Dios, han cosido sobre mí un vestido de pellejos.
     Estoy envuelto en una prenda de vergüenza, lo mismo que hojas de higuera en reprobación por mis pasiones egoístas.
     Oh Amor de los hombres, quien deseó la salvación de todos, en Tu bondad recuérdame y recíbeme arrepentido.
     Dad oídos a los suspiros y gemidos de mi alma, acepta las lágrimas de mis ojos, oh Salvador, y sálvame.


San Andrés de Creta (660-740), monje y obispo
Gran Canon de la liturgia Bizantina para la Cuaresma 2ª oda

No hay comentarios:

Publicar un comentario